sábado, 31 de enero de 2015

La personalidad ideal.

Hoy, he leído un texto que me ha llamado bastante la atención. Hablaba de cuál sería la personalidad ideal. (Este texto de aquí). Básicamente, es un decálogo sobre cuáles son las cualidades que debería reunir una persona para considerar que su personalidad es "ideal". Se resume en esto:

La personalidad es aquello que todas las personas tenemos como un currículum personal. Es aquello que nos define, aquello que dice quiénes somos, aquello que está determinado por las experiencias personales, únicas e irrepetibles que cada uno de nosotros ha vivido como ser humano independiente. El texto nos dice que una persona que tiene una personalidad ideal es aquella capaz de encontrar un equilibrio positivo entre su mente y su corazón, aquella que es capaz de valorarse a sí misma, de confiar en sus posibilidades, aquella que no se deja influir por los comentarios exteriores, aquella que tiene un claro y definido proyecto de vida, aquella que es realista.

Tras leer el documento entero un par de veces, surgieron en mí las dudas: ¿Por qué debemos alcanzar una personalidad ideal? ¿Por qué tendemos a planear y controlar todo aquello que nos rodea? ¿Por qué no aprendemos a disfrutar de todo cuanto nos rodea, de las pequeñas cosas de la vida? ¿Por qué deberíamos seguir un decálogo para ser perfectos, psicológicamente hablando? ¿Por qué unas simples "instrucciones" escritas en un papel deberían condicionar cómo somos, sin dejarnos actuar libremente y tal y como nos sentimos? ¿Por qué no somos capaces de ver que lo que realmente nos hace diferentes es aquello que a la vez nos hace especiales?


miércoles, 7 de enero de 2015

La Navidad, ¿sentimiento o consumismo?

La Navidad es una época que cada vez me desagrada más. Ya no sólo por la cantidad de dinero que gasta la gente sin saber muchas veces por qué en regalos innecesarios que nos servirán para un par de días y que después entrarán en el cajón de las cosas que olvidamos, o por las muchas reuniones familiares que se realizan, en muchos casos, por puro compromiso. ¿Dónde ha quedado la verdadera voluntad de ver a la familia que vive lejos o la de reunirnos en una noche especial con aquellos que vemos a diario? La ilusión de los niños sigue estando ahí: La indecisión acerca de qué pedir en la carta a Papá Noel o a los Reyes, los nervios el día de la Cabalgata, el no poder dormir por intentar oír el mínimo ruido de los Reyes y poder verles. ¿Y la ilusión de los mayores? ¿Dónde se ha quedado? Son muchos los que ya han olvidado el verdadero sentido de la Navidad, el por qué real de estas fechas. Todo se basa en salir a comprar, gastar o derrochar. Es posiblemente en estas fechas cuando mayor ambiente de hipocresía y falsedad se crea en nuestra sociedad.