sábado, 22 de noviembre de 2014
Aprobar no es aprender.
Hoy, como muchos otros días, un profesor nos lanza indirectamente en clase una pregunta sencilla, pero que a la vez puede causar quebraderos de cabeza y opiniones diversas: ¿Es lo mismo aprobar que aprender? ¿Tener una cosa implica haber adquirido la otra? Desde mi opinión, no. Es posible que el problema esté en el sistema educativo, que nos educa en la competitividad creándonos una idea de falso compañerismo, en la forma de enseñar o en la forma de hacer llegar los diferentes temas a los alumnos. Demasiados conocimientos teóricos que muchas veces no se comprenden o no se complementan con ejercicios prácticos. Memorizamos. Alguien nos habla de frente mientras nosotros asentimos y procesamos la información que nos entra por los oídos. Podríamos decir que desde este punto se nos plantearía otra duda: ¿Es mejor estudiante el que tiene un cinco, o el que tiene un nueve? A simple vista, podríamos decir que el que tiene un nueve, porque ha dedicado más horas y esfuerzo, y todo ello ha quedado reflejado en su nota. ¿Pero de verdad es así? Repito, desde mi opinión, no. Si la educación actual se basa en memorizar y, como vulgarmente dicen algunos de mis profesores, "vomitar los contenidos en el exámen", ¿qué es lo que verdaderamente se valora, la capidad de aprendizaje o la memoria a corto plazo?
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